Partiendo de varias anécdotas vividas, amores perdidos, recuentos de amistades falsas o ligeras se llega al útlimo pensamiento irracional , casi podría catalogarlo como impulso... debo decir, que no he aprendido. Por que nunca quise resignarme a no necesitar el amor.
Es mi motor y lo que me impulsa a seguir. Mi pasión es mi esencia, anularla hubiera sido aniquilar mi espíritu. Como marionetas han pasado algunos sobre la delgada línea de mi vida, intensos y crueles hombres, otros indiferentes y fríos alegando amor dentro de un corazón roto que les impide demostrar, expresar. Hombres absorventes y obsesivos. Seres interesantes pero egoístas.
Yo, siempre fui la mujer que entregó, que persiguió y amó demasiado. Podría hacerme novelas con los dramas que he vivido, y me haría famosa entre los sentimentales. Sí, porque han sido historias reales con sentimientos reales que marcaron y definieron quién soy ahora. He sido sostenida por brazos que se sienten como sogas al cuello. Otras veces me supo a cielo por que casi ni lo sentí. Una que otra ocasión saboree tristeza e incertidumbre en dos sencillas palmadas en mi espalda, dadas por alguien que supuestamente..me amaba.
He besado labios que se queman en el ardor de las emociones, pero han sido eso...sólo emociones. Hormonas, reacciones químicas, ejercicios de respiración, ahogo y deshago, todo combinado en la acción del beso. Música de fondo, un ambiente oriental y un colchón muy fino e inservible fueron la mejor escenografía para cuando decidí enamorarme por primera vez.
No me arrepiento.
Caer sin remedio en el abismo de los "no sé". Dejarme arrastrar por el agua que fluye por túneles oscuros en varias direcciones, sentir que me ahogo pero saber que NO voy a morir. Sí, lo entregaría todo por un bocado más, por ingerir esa droga de utopía que me hizo ligera de pies por muchos años. El amor y el desamor son ambos adictos al humano, abrazan fuerte tratando de curar las heridas con cálidos pero miserables pañitos de agua caliente. Pretenden sanar una herida demasiado profunda con solo sobarla o besarnos el corazón.
Es ahí cuando duele. La pobre necia termina por entender que sólo lejos de ella estaremos mejor. Sólo cuando dejemos de amar, podremos amar de nuevo. Quién quiere migajas de cariño?, pues nadie. No yo. Que alguien vuelva a mí se ha catalogado como anecdótico. No hay más hombres con ganas de reptar sobre mi pecho o quedarse en él. Todos huelen a lluvia por que son diluvios. Caos entre el caos, tormentas entre mares, infértiles resagados que optaron por el exilio antes de transformarse en humanos.
Débiles rasgos de generosidad y muchos síntomas de hedonismo. He conocido a tantos que pasan corriendo que apenas logré sostener su mano. Y subí de peso en decepción y apenas podían levantarme mis piernas, pero estaba tan delgada. Que ganas de correr también y competir con la vida y el dolor, que deseos que tenía de atravesar su corazón con mis miradas. Pero él siempre fue mas rápido, y me ganó.
Todos ganaron, todos se llevaron el trofeo de mi. Me serví en una copa de oro para cada uno, fui bebida y digerida en sus bocas para hacernos uno. Y al final, quedó sólo uno. Yo.
Y la lección la escuché y la pasé de largo sin querer mientras perseguía a uno de los tantos ingratos que alguna vez amé.
Pero debo confesar que fue interesante e inolvidable. Son mas de 4 años sin enamorarme y el conteo sigue, pero yo sigo emocionada. Celebrando cada año como una navidad, aguardando a que el hechizo se rompa y caiga por fin en la realidad de la resignación. Jamás aprenderé, jamás lograré ser fuerte para resistir el caer, siempre daré el primer paso y siempre seré la que amó más. Tengo mil historias y mucho tiempo libre. Bienvenida resignación! :)
jueves, 27 de noviembre de 2008
Suscribirse a:
Entradas (Atom)